Luz Helena
Caballero

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Mantos-Montes, de Luz Helena Caballero

por: María Constanza Toquica Clavijo
Directora de los Museos Colonial y Santa Clara

La artista Luz Helena Caballero propone en esta ocasión a través de sus tres series de ensambles, pinturas y dibujos, de figuras triangulares, cónicas y geometrías asociadas, un vínculo formal ya establecido en la pintura colonial de vírgenes andinas, con las montañas de nuestra geografía latinoamericana. A partir de esta muestra, Caballero nos invita reflexionar sobre el cuerpo femenino oculto y enclaustrado por la política patriarcal eclesiástica del periodo colonial.

Nacida de la fascinación de la artista por los cerros Orientales de la sabana de Bogotá; por las cadenas montañosas que descienden hacia el valle del río Magdalena, en el Tolima, y por las cumbres que se extienden hacia Boyacá, esta propuesta materializa la intuición de la sacralidad de las montañas. Posteriormente, Caballero las vincula en su obra con imágenes marianas de las colecciones de los museos Colonial y Santa Clara.

 

Al llegar a América, los mantos de vírgenes españolas, como los que atavían a la virgen de Guadalupe extremeña, a Santa María de Atocha o a la Virgen del Rosario, todas ellas representadas en las pinturas de nuestras colecciones, se vincularon a las montañas, asociadas por la cosmovisión indígena, desde tiempos ancestrales, a lo femenino y lo sagrado. Imágenes como las de las icónicas vírgenes peruanas son resultado de este sincretismo: la Virgen del Cerro (de Potosí) o la Virgen de Pomata, cuyo manto, además de representar una montaña, está adornado con flores; y su cabeza y la del Niño, con plumas propias del mundo indígena. Este vínculo intencional, que pretendió sobreponer la sacralidad femenina del catolicismo a la sacralidad del mundo indígena andino, es reinterpretado por la artista para llamar la atención sobre vulnerabilidades contemporáneas propias de las mujeres y sobre la posesión y usos de la tierra en diferentes latitudes de Latinoamérica.

 

Su propuesta artística, además de plantear este vínculo formal entre las montañas y las vírgenes, se exhibe en el Museo Santa Clara, exiglesia del Real Convento de Santa Clara, lugar fundado para la protección de las “doncellas pobres y virtuosas de limpia sangre”. Al presentar su obra en este recinto, la artista busca señalar el lugar escogido por el poder patriarcal colonial para proteger su linaje y, con él, al poder colonial hispano. Caballero plantea que hoy la mujer sigue condenada al encierro, Quizás hoy, más que encierros físicos, se vivan encierros y clausuras mentales que delimitan y restringen la multiplicidad de roles sociales y de poder que podemos ejercer las mujeres y así, como lo enuncia la artista, ocupar su lugar, un lugar que para nuestra dignidad debe dejar de ser secundario.