Luz Helena
Caballero

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ORNAMENTAL

Plecto Galeria

El grupo de obras que voy a mostrar en esta exposición tienen en común mi interés por las formas ornamentales cuando estas de alguna manera evocan lo floral.

 

El punto de partida es mi fascinación particular por estas formas de representación y la decisión de rastrear y darle forma y contenido a esta intuición. Este es un deseo que ha estado latente desde hace mucho tiempo, representado en un hacer sin un propósito distinto a complacerme, con el que atiborré mis cuadernos con dibujos de rejas, de pisos, de brocados, de fragmentos ornamentados de distintas clases.

Sin embargo hay una experiencia puntual que definió la decisión de convertir este impulso en  una  propuesta plástica. La visita a la iglesia hoy Museo de Santa Clara, un lugar de significado histórico y religioso en Bogotá me sedujo por su excesiva ornamentación y se convirtió en un tema a rastrear. Este espacio cerrado funciona como una reliquia colonial en el centro de la ciudad; es el templo de un convento de clausura femenino que gracias a su conservación tiene el encanto de irrumpir en mi vida urbana contemporánea y seducirme. Este encuentro fue un motivo para comenzar una serie de bocetos en los que traté de copiar estas formas seductoras y confusas. Dibujando descubrí una serie de patrones, ritmos y repeticiones que se intercalan en formas ascendentes, y son el testimonio de un hacer fascinante, lleno de irregularidades que ponen en evidencia la labor artesanal.

 

Un aspecto que quiero resaltar en este caso (porque es una característica de lo ornamental) es que se trata de formas al margen, que rodean y soportan las muchísimas imágenes religiosas y didácticas que esta iglesia contiene. Lo ornamental está en los marcos, en los  soportes de las esculturas en los espacios entre las imágenes, en el techo, en las celosías, en el fondo de los cuadros o las representaciones de las telas. Nunca son la forma principal. Pero son formas muy poderosas que contienen otro tipo de relato, no tan literal como el de los santos y los personajes representados; es la evidencia de un mestizaje que tiene un recorrido  desde lo moro o lo mudéjar en España, absorbido por lo católico y cargado de lo local;  Esta mezcla de influencias, estilos y expresiones está en estos lugares aparentemente tan marginales como son los espacios decorativos. En mi experiencia de dibujar el lugar, terminé conociendo su historia, sus muchas remodelaciones y su razón de ser, que es el encierro, en este caso místico, pero que yo lo asocié con mi encierro contemporáneo derivado del miedo a la ciudad, enrejada, vigilada y amenazante. “Ornamentación-Dibujos en el Aire” y “Santa Clara” son algunas de las obras que surgieron de esta reflexión.

 

En Santa Clara  están  resumidas las características que desde diferentes experiencias he encontrado en lo ornamental, y que han sido los ejes sobre los que he armado las obras que están en esta muestra: las formas secundarias que las entiendo como relatos invisibilizados por el tema principal, lo ornamental como una plataforma de interconexión de formas provenientes de estilos y temporalidades distintas, lo artesanal como una manera de cargar simbólicamente el hacer y lo ornamental vinculado a la protección.

 

En Casi Flores hice una especie de muestrario de formas cotidianas de lo ornamental, como pueden ser los bordados de los blue jeans, los tatuajes, las decoraciones de los buses, los patrones de las bufandas, los pisos. etc.... A veces encuentro que las ornamentaciones textiles de Guatemala y las de India comparten ciertas características de formas, patrones y ritmos con formas estilizadísimas del estilo victoriano, o encuentro cercanía entre un estampado de mi bufanda y una tela de un vestido de una mujer en un mercado en Nairobi que veo en una foto de una revista. O el parecido en la composición de un marco colonial con un tatuaje o una decoración de un bus. Descubro y subrayo en el ornamento un lugar de entrecruce donde se diluyen las diferencias; es un lugar de encuentro, un lugar de mestizaje. Y una metáfora de la utopia.

 

En otras series he tratado de atrapar pintando, los recuerdos imprecisos de espacios y objetos  de mi memoria, especialmente de la casa de mi abuela en Barranquilla donde pasé casi todas mis vacaciones cuando era niña; esa casa tenia pisos ornamentados de lozas de cemento formando patrones deliciosos, por donde se iba mi imaginación buscando flores y ramas; tenía bloques de celosía que simulaban patrones florales por donde se ventilaban los baños y se colaba la luz y el aire; y tenia rejas de hierro pintadas de negro brillante en las ventanas, con unos diseños que mi cabeza no logra reconstruir claramente, pero que a veces, dibujando, logro acercarme a sus formas. O las pañoletas de mi mamá, que eran como unos jardines que se colgaba en el cuello, siempre llenas de flores y colores que la protegían del frío bogotano. O mi lectura de Hijos y Amantes, de D.H. Lawrence, en donde me encontré por primera vez con un personaje que yo hubiera querido ser: Paul Morel, un dibujante de patrones de telas de Liberty, una empresa de estampado de textiles decorativos del siglo XIX en Inglaterra, historia que años después, estudiando arte, pude conectar con el movimiento Arts and Crafts. A este grupo pertenecen las obras Autorretrato, Tras las Ramas, Ornamento.

 

Lo ornamental como idea de protección lo veo de dos maneras distintas. La primera, como una manera de encerrar un espacio convirtiéndolo en impenetrable, como es el caso los elementos ornamentales de la construcción como son las celosías y las rejas. La segunda, como protección simbólica: las obras “Manto de María” y “Flores Poderosas” las hice pensando en el contenido simbólico de lo floral en tradiciones religiosas y populares. “Hacer y Deshacer” es un grupo de 9 cuadros de pequeño formato en los que quiero hablar de la pintura y de la manera incierta como la enfrento. Uso este tipo de tejido conocido como frivolidad como un símil de la pintura que yo la entiendo como el plano donde se cruzan y entretejen diferentes pensamientos y experiencias, emociones y recuerdos en una construcción siempre indefinida, inacabada, infinita, suspendida en un hacer que no tiene un punto de llegada. Quiero también hacer un homenaje a lo floral, al impulso de acompañar con formas que recuerdan las flores los espacios de la cotidianidad y de la intimidad.