Luz Helena
Caballero

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Visiones fragmentadas

Exposición Artecámara

2005

Por: Gabriel Hernández

“Recuérdese que una pintura –antes de ser una guerra, un caballo, una mujer desnuda o una anécdota- es esencialmente una superficie plana cubierta con colores organizados en un cierto orden.”  Maurice Denis

La representación gráfica, empezando por la pintura, ha luchado por encontrar, a través de distintos puntos de vista, nuevas maneras de captar la totalidad panorámica del universo. Una búsqueda incesante que llevó al desarrollo de la perspectiva matemática, de la cámara oscura y, eventualmente, de la fotografía. Los cubistas trataron, al descomponer los volúmenes, de mostrar la existencia simultánea de todas las facetas de un objeto, y el video, insinúa la creación de un universo visual paralelo, almacenado, procesado y transmitido en la información digital.

 

Luz Helena Caballero se aparta del esfuerzo por encontrar el ideal de una visión unificada y totalizante, y emprende un camino que se guía por lo parcial, lo instantáneo y lo casual. Una evolución en su trayectoria que se aparta de la órbita de sus masivas composiciones donde los objetos pesan con su volumen y su color imponiéndose en el centro del campo visual, y se lanza al encuentro de la estética de lo fragmentario.

 

En su propuesta reciente, Luz Helena rompe los encuadres, y en ocasiones, destruye el marco rectangular de sus pinturas para encontrar en la expresión de lo parcial, un principio de orden que le permite liberar la potencia de su sentido del color. En este “cierto orden” que refleja el concepto de Maurice Denis, según el cual la pintura, más que el objeto representado es el sistema de formas y colores que lo definen.

 

Y es a través de los fragmentos que Luz Helena recrea su universo; un mundo de visiones fragmentadas, de cielos recortados por los volúmenes de los edificios, de encuadres absurdos e inesperados, de perspectivas en movimiento que se captan desde el automóvil, de paisajes rotos de una ciudad que se destruye a diario para renacer con otras formas, donde la brutal impresión de una temporalidad que pronto desparece, deja una huella, quizás para siempre.